La alimentación del lactante tiene gran importancia, pues constituye el período de la vida de mayor vulnerabilidad, como consecuencia del acelerado ritmo en el crecimiento y desarrollo, con el consecuente mayor requerimiento nutritivo. La leche humana ha sido siempre considerada el alimento ideal para el lactante, óptima para los niños durante los primeros meses de vida. Es el alimento fisiológico que ha permitido la supervivencia de la especie. Este concepto se afianza cada vez más, como consecuencia de los progresos en el conocimiento de su composición química, sus propiedades inmunológicas y el inigualable estímulo en la relación madre-hijo.
Ventajas
Entre las múltiples ventajas que presenta la lactancia materna podemos señalar:
Nutricionales: la composición de la leche materna presenta la relación más equilibrada en la proporción de los distintos nutrientes (hidratos de carbono, grasas y proteínas) de acuerdo a las necesidades del recien nacido y el lactante. La menor concentración de proteínas que ofrece la leche materna evita una sobrecarga de solutos para el riñón del bebé en los primeros meses de vida.
Inmunológicas: a través de la leche se produce el pasaje de distintos tipos de inmunoglobulinas, parte esencial en los mecanismos de defensa del organismo. La principal es la Ig. A secretoria, cuya concentración es máxima en el calostro (primera leche).
Psicológicas: favorece enormemente el establecimiento del vínculo madre-hijo a través del contacto piel a piel, a la alineación de las miradas en el momento del amamantamiento y el surgimiento de las primeras formas de comunicación gestual y verbal.
Económicas: especialmente importante en los países en vías de desarrollo donde la prolongación de la lactancia es factor fundamental para disminuir la tasa de mortalidad infantil.
Otras: Hay menor incidencia de constipación, los bebes tienen menor frecuencia de padecer dermatitis del pañal y las madres que amamantan tienen menor incidencia de cáncer de mama.
Durante el periodo de lactancia, Ud. mamá debe recordar que debe tener una dieta variada, completa y debe ingerir abundantes vegetales y frutas frescas, para mejorar la concentración del contenido vitamínico y mineral de la leche materna. La ingesta de líquido no debe ser forzada.