En la producción de la leche intervienen: la secreción en los alvéolos o lactogénesis, y la salida o eyección, también conocida como lactopoyesis. Luego de los 2 o 3 primeros días posteriores al parto, comienza la secreción que se mantendrá por un mecanismo neuroendocrino. Este consiste en la secreción de prolactina, como resultado de los estímulos que la succión determina en los pezones. La ocitosina, segregada por el lóbulo posterior de la hipófisis, es la hormona responsable del estímulo de las estructuras musculares, que al contraerse, exprimiendo los acinos, producen la eyección de la leche. Este reflejo de eyección constituye la llamada "bajada de la leche".

Al comenzar el niño la succión, durante los primeros 3 a 5 minutos, extrae la que se encuentra acumulada en los senos lactíferos. Esta es la primera leche, con menor contenido graso, que constituye aproximadamente la tercera parte de lo que puede llegar a extraer en cada mamada. Al seguir succionando, se estimula a través del reflejo neurohormonal ya mencionado la secreción de ocitosina que provoca la "bajada de la leche", con la irrupción de la segunda leche, más rica en grasas, representando los dos tercios restantes de la lactada. Esta segunda leche es succionada por el bebé en los últimos 10 minutos de la mamada, por lo que es importante mantenerlo alrededor de 15 minutos en el primer pecho en cada mamada.